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viernes, 28 de marzo de 2014

¿CÓMO SE DECIDE EMPEZAR A ESCRIBIR UN BLOG?


Fue mi inspiración para empezar este blog, fue la primera persona que me habló de que cualquiera podía crearse un espacio personal, real o imaginario y contar lo que quisiera a todo aquel que sintiera curiosidad por leerlo. Era la primera bloggera que conocía personalmente.

Pero el principio de la historia sucedió algunos meses antes, siendo yo una simple comercial, un día pasé por su tienda y, al igual que me ha sucedido con otras personas con las que, no sé por qué extraña razón, simplemente conecté con ella y poco a poco fuimos entablando cierta amistad. Pasaba a verla siempre que mi ruta de visitas me lo permitía, nos contábamos nuestras cosas y echábamos unas risas. Su positividad a pesar de las adversidades por las que pasaba me transmitía muy buenas vibraciones.

Y, como decía al principio, un día me habló de su blog y me invitó a echarle una ojeada, me encantó y a la vez me sorprendió su capacidad de expresar sentimientos y otras locuras comunes en cualquier hijo de vecino, plasmaba en tan solo unas líneas lo que seguro que todos hemos pensado en algún momento.

De repente, mi vida también empezó a torcerse y parecía nada salir bien a todos los niveles. Mi relación de pareja se rompía en mil pedazos, perdí el trabajo, tuve que mudarme y a penas me quedaban unos cuantos euros en el bolsillo… el mundo se me vino encima, no tenía fuerzas ni ideas para salir adelante y fue justo entonces, cuando empecé a escribir.

Un día, comenté uno de sus post y me respondió a las pocas horas, después empezó a comentar ella también los míos y, lo cierto es que nunca he sabido si sabía quién era yo en realidad, pensé en ir a presentarme en persona, imaginé que sentiría cierta curiosidad por ponerle cara a Norita y además sería lo más justo ya que yo si lo sabía pero, al marcharme a vivir fuera, no tuve ocasión.

Hace ya un mes que su blog aparece EN PAUSA y me pregunto qué sucederá, si todo estará bien, si sus problemas se habrán solucionado… Querría contarle que yo he encauzado mi vida, que he recuperado las fuerzas y sobre todo la ilusión pero estoy preocupada por mi querida +Maman Bohème.

Con estas líneas sólo quería darte las gracias por compartir con todos tus pensamientos, tus desvaríos, tu talento y prometo buscar un día para ir a verte y charlar contigo.


Desde aquí, amiga, t’envio una forta abraçada!!!


miércoles, 19 de marzo de 2014

Mi pequeño regalo




Hace tiempo que pienso en escribir algo para ti, te miro, te observo, paso momentos contigo y no hay ni un día que no me transmitas lo más grande que podrías darme, tu cariño. De hecho ya escribí para las personas más importantes con las comparto mi pequeño gran mundo y sólo faltabas tú, quizás, de algún modo inconsciente me reservaba para un día como hoy.

Muchas veces nos has dicho que si algo cambiarías sería haber pasado más tiempo con nosotras y, ¿Sabes qué? Siempre comprendimos por qué lo hacías y además, los momentos vividos juntos compensaban con creces las ausencias así que, puedes estar muy tranquilo.

Tú creaste nuestra tribu y aunque, en momentos difíciles nos permitiste abandonarla si así lo hubiéramos querido, no lo hicimos ni lo haremos jamás. Tú le das forma a esta máquina y la mantienes en movimiento.

Personalmente valoro enormemente todo lo que has hecho por mí en particular, más allá de lo que se supone que era tu estricta obligación por el papel que juegas en nuestras vidas.

Quiero agradecerte tu paciencia y tu comprensión durante la adolescencia, que me hayas escuchado, que hayas secado mis lágrimas tantas veces, que me hayas dado siempre tan buenos consejos. Siempre has estado a mi lado, cuando te he necesitado e incluso cuando no.

Tengo muchas imágenes guardadas en mi retina que me recuerdan que en las ocasiones más delicadas siempre has estado tú; Recuerdo una conversación que tuvimos sentados en un telesilla cuando dejé de ser niña. Cuando me acompañaste a ver a Verónica hace algunos años o cuando me hiciste ver, hace muy poquito, que en el amor no hay que ser orgulloso y la importancia de expresar los sentimientos. Podría escribirte hojas y hojas de recuerdos especiales contigo…

Nunca te he dicho cuánto te admiro, a ti y tu fuerza, tu empuje, tu capacidad de reaccionar, tu perseverancia, tu modo de encontrar siempre el lado positivo de las cosas, tu serenidad. Eres referencia y ejemplo para mí.

Me hace muy feliz encontrarte cada mañana por la casa con tu pijama y tu pelo alborotado, me encanta poder abrazarte cada noche antes de irme a dormir y creo que nunca podré olvidar esta época como no ha sucedido con ninguna de las anteriores. Te diría que no cambies nunca pero a estas alturas… Ardua tarea!


Te quiero papá.

lunes, 10 de marzo de 2014

CRÓNICA DE UNA DESPEDIDA








Era un lunes del mes de enero, María se levantó con el firme propósito de no decirle nada a su joven marido, de no hablarle de la decisión que acababa de tomar justo unas horas antes, después de muchos días de confusión dándole vueltas y vueltas a su ya aturdida cabecita, sobre qué sería mejor para los dos. Para sí misma se repetía:

- “Le daré sus cosas y me mantendré serena como si todo fuera a seguir igual”.

No quería que Pablo sufriera por verla triste, se había imaginado más de un millón de veces, durante aquel fin de semana, dándole el más sincero de sus gestos de amor  y  marchándose para siempre sin hacer ruido.

De camino a su encuentro, la joven hizo un ejercicio de autocontrol para que el corazón no se le saliera del pecho. Sólo penaba en concentrarse, en no mostrar su angustia e intentar  hacerle llegar todo lo que sentía por él en un abrazo que ninguno olvidaría nunca. Nada más, no le quedaban fuerzas para hacer nada más.

Todo salió según lo había planeado, aunque la despedida resultó fría como el hielo y no podía creer que todo fuera a acabar así pero, en medio de su encarecida lucha interna entre el corazón y la razón, con los latidos aún acelerados y  lágrimas de desconsuelo e impotencia desbordándose imparables sobre sus mejillas,  recordó que todavía tenía algo que darle y volvió.

De nuevo, frente a frente, el rostro abatido de Pablo le rompía el alma y con las manos aún temblando, un silencio se hizo en medio del tumulto de la calle, entonces María no pudo aguantar más, un nudo irrefrenable subía por su garganta y pronunció las palabras más dolorosas que jamás habían salido de su boca, con la voz entrecortada sonó:

- “Me parece que esto se acaba aquí, no puedo más. Te amo con todas mis fuerzas pero me temo que no puede ser”.

La cara de Pablo se entristeció más si cabía y ella, mirándolo a los ojos acarició su mejilla y selló sus labios con un beso de dolor contenido que duró tan solo un instante, se dio la vuelta y se fue.

Ella subió al coche, no miró atrás pero sentía la mirada fija de él mientras se alejaba, Pablo permaneció inmóvil plantado como en medio de la nada, hasta que la imagen de la mujer que más había amado se alejaba, hasta que se desdibujó al final de la avenida. En cierto modo María, sentía el alivio de darle un respiro a su sufrimiento mientras, destrozada se preguntaba si sería capaz de sobrellevar la situación, si había hecho lo correcto, si se arrepentiría el resto de su vida.

Se repetía interiormente, disimulando para que nadie supiera de su dolor, que sabía que pasarían más de mil lunas o quizás todas las lunas que le quedaran por ver hasta que llegara el día que no le extrañara, que dejara de llorar por él al recordarlo. “Veré más de mil lunas soñando con que todo ha cambiado, soñando con que vuelvas.” Se repetía.

Nunca antes había experimentado una angustia semejante, la angustia de amar y dejar ir, la angustia de alejarse sin querer apartarse.


Aquella mañana María se marchó sumida y desbordada por  la pena, se fue para no interferir en las metas de su querido Pablo, se fue para no convertirse en un obstáculo, antepuso los deseos de Pablo a los suyos propios, pero cuentan que nunca perdió la esperanza de que todo pudiera volver a cambiar algún día y la vida la recompensó por su honorable gesto. 



sábado, 1 de marzo de 2014

ME GUSTARÍA




Me gustaría tanto saber ayudarte… quisiera que pudieras disfrutar de las cosas que tenemos, de las pequeñas cosas que la vida te regala cada día y pasan desapercibidas para tí, quisiera que no te preocuparas tanto por el mañana, por el entorno, por el qué dirán… quisiera verte sonreír un poco más.

Me gustaría que todo lo que ha pasado en los últimos meses, que las lágrimas derramadas hubieran sido suficiente lección para abrirte los ojos y pudieras ver más allá de lo que puede ver cualquiera, de lo que viste hasta ahora.

Me gustaría encontrar la manera para que no te torturaras por cosas que, al fin y al cabo, no son tan importantes.

Me gustaría que entendieras que todo puede ser como tú quieres si te lo propones, si te lo crees de verdad. Quisiera que dejaras de sobrevivir y empezaras a vivir, que comprendieras que es posible.

Pero tengo la sensación de no saber cómo llegar hasta ti, cómo transmitirte lo que he descubierto, qué palabras utilizar para despertar tu curiosidad y adentrarte en un mundo que está justo en ti, al que sólo tú puedes llegar y  que hoy te suena a cuento.

No sé qué contarte, cómo hablarte, sólo tú puedes descubrirlo, sólo tú puedes sentirlo y quizás no ha llegado tu momento pero, me pregunto, ¿Qué más tiene que ocurrir?


Te miro y, en cierto modo, me veo reflejada en ti, perdida en un callejón sin salida, aburrida de la misma rutina día tras día, cansada, y deseo con todas mis fuerzas que tomaras consciencia de lo grande que eres, de cuánto vales, pero solo puedo abrazarte y decirte, en silencio, con mis brazos, con mi cuerpo, que te quiero.